Esta deliciosa y a la vez triste carta que me he encontrado en internet me ha hecho reflexionar. No es que hasta
ahora no hubiera pensado en ello, claro que sí. Sin embargo, por mil causas o
porque desgraciadamente mis padres murieron jóvenes, nunca me había parado a
pensarlo en profundidad.
Cuando
yo era pequeña mi abuela vivía con nosotros. Era parte de nuestra familia,
desde luego, y al tiempo, era la cocinera, la niñera, la que nos regañaba si
nos portábamos mal... pero también la que nos contaba muchas historias, muchos
chascarrillos, muchas vivencias y la que nos daba muchos, muchos besos y más abrazos.