miércoles, 12 de enero de 2011

De derroche en derroche y tiro porque me toca

Cada semana el Senado se gasta 11.950 euros en traducir las sesiones parlamentarias. A esa cantidad hay que sumar 4.500 euros que han costado los auriculares para que sus señorías puedan seguir los debates en su lengua materna. Y nos quedamos tan anchos.


¿Pero es que a nadie le da vergüenza esto, con la que está cayendo? Desde luego que todo el mundo tiene derecho a expresarse en su primera lengua pero, por favor, seamos un poco solidarios, que el país no está para dispendios... ¿No hay una voz autorizada que ponga freno a esta tropelía? Seguro que haberla, hayla pero claro ¿quien es el guapo que se arriesga a que le llamen fascista o anticostitucional? Como nos la cogemos con papel de fumar, no vamos a arriesgarnos, que hay que seguir saliendo en la foto, pensará alguno. Claro, ante eso, mejor derrochar el dinero, aunque luego no haya para cosas más importantes.


Lo que falta en este país son arrestos (por no decir otra cosa) y políticos que llamen a las cosas por sus nombre, sin miedo. No muñequitos/as con cartera que juegan a ser poderosos a costa del ciudadano tan indefenso como sumiso.


Esto mismo sirve para las subvenciones del Ministerio de Cultura, que en 2010 se gastó 180 millones en proyectos, que el propio Ministerio de Hacienda ha denunciado que no están correctamente acreditados.