domingo, 27 de marzo de 2011

La genética, la raza aria y el circo de la vida


Gracias a la ciencia, una pareja ha conseguido concebir un hijo libre de un tipo de cáncer. En principio parece una gran noticia, pero si escarbamos un poco nos damos cuenta de que pude no ser tan buena. Me explico. Para que haya podido nacer esta persona sin una mutación que le hubiera producido este tumor (sus padres son portadores y él tenía el 90% de posibilidades de desarrollarlo) la ciencia ha tenido que manipular la naturaleza y ha seleccionado a un solo embrión (el que estaba libre de la mutación) de entre nueve que se habían concebido.
Pensémoslo fríamente. ¿Hemos matado a ocho personas para conseguir a una libre de dicho cáncer? Alguno me podría decir que si no se hubiera hecho así el niño que hubiera nacido desarrollaría dicha enfermedad a lo largo de su vida. Ya, claro, pero no contamos –esta vez, no- con que la ciencia avanza y puede que dentro de 40 ó 50 años, cuando esta persona enfermara, lo mismo ya dicho tumor se podría disolver con una pastilla, por ejemplo. ¿Por qué no?
Pero en esto hay que ir más allá y tener mucho cuidado. Yo no creo que moralmente la manipulación genética esté justificada al 100% porque esta misma técnica puede servir para elegir a nuestros hijos más rubios, más altos, más guapos… y esto me da un tufillo que me trae a la memoria ’lo de la raza aria’… un tema condenado unánimemente por toda la Humanidad pero que, no sé por qué, ahora está de vuelta.
A los científicos que están a favor de la manipulación genética les diría que se centren en conseguir individuos menos violentos ¿Podéis imaginaros cómo cambiaría el mundo? A los que están en contra, que luchen por encontrar métodos de prevención y curación para las enfermedades.
A todos los demás, a nosotros la gente de a pie que somos los espectadores de este gran circo que es la vida, que miremos en nuestro interior para comprender por qué si estamos a favor del aborto o la eutanasia solemos estar en contra de la pena de muerte, o viceversa, que también hay muchos.
Un poquito de reflexión, por favor.