jueves, 9 de junio de 2022

Escapada: Vigo y su entorno, maravilla por el paisaje, por la gente, por la gastronomía

En estos primeros compases del verano y ante las expectativas -como los últimos años- de pocas vacaciones, me he escapado unos días a Vigo y sus alrededores. La verdad es que la zona es una maravilla, una maravilla por el paisaje, por su gente, por su gastronomía.

La suerte, además, estuvo de nuestra parte porque el tiempo acompañó todo el rato. 'Veintitantos' grados, sol y nubes y ni una gota de lluvia. Una meteorología ideal para subir al Monte Tecla, en A Guarda, y admirar las increíbles vistas de la desembocadura del Miño o los restos de un castro celta que podrían datar de la Edad de Bronce.


Ideal el tiempo, también, para navegar hasta las Islas Cies, todo un paraíso aún sin explotar, en el que se pueden hacer rutas a pie para admirar el paisaje, las playas vírgenes, o las colonias de aves que allí anidan.

Si te apetece visitarlas, unos majestuosos catamaranes te llevan desde Vigo, Cangas o Baiona, en una travesía en la que se puede admirar el gran puerto de Vigo desde fuera y sus impresionantes transatláticos de cruceros fondeados en su inmenso muelle, o donde te puede cruzar con un carguero de miles y miles de toneladas que levanta grandes olas a su paso. Otro espectáculo, de verdad, que merece la pena.

Pero sigamos, por nuestro recorrido por este rincón gallego. A la hora de comer, cualquier sitio es bueno, de la playa de Oia a la de Las Américas. La primera cerrada, recogida, con una vieja iglesia que a punto estuvo en convertirse en hotel de cinco estrellas; o en la segunda, abierta, grande, imponente. Con una arena tan blanca como la nieve. Pero hay muchas más. Si te gusta el agua fría, esta es tu zona, entre 16 y 18 grados en estos días.


En ambas playas y en cualquier rincón de la región, mucho marisquito del mejor: pulpo tierno, jugoso; zamburiñas deliciosas; mejillones suaves, percebes, cigalas... todo el repertorio de las mejores rías gallegas a un precio que encandilan al viajero. O, si lo prefieres, los mejores chuletones, vinito de Ribeiro... Variedad culinaria para todos los gustos.

La excursión ha merecido la pena para volver a admirar el majestuoso Parador de Baiona, una fortaleza medieval que se erige en lo alto de la población y que domina todo el entorno. Hay que pasear por lo alto de su muralla y contemplar las vistas impresionantes del Atlántico más auténtico.

En esta escapada, o cualquiera que hagas por Galicia hay que reservar un momento al anochecer para contemplar la puesta de sol. Un increíble espectáculo que solo se puede ver en este lado de nuestra geografía. Una fiesta para los sentidos con el día claro pero también entre nubes cuando estas se tiñen junto al mar del rojo y anaranjado más intenso.

Y como guinda de oro, vale la pena escaparse a Valença do Minho, en Portugal, al famoso mercadillo, con más de 350 puestos y que ya no solo es de toallas y manteles, sino también de ropa, artesanía y complementos. Un mundo de oferta y buenos precios que se puede visitar solo los miércoles. Previamente, en Valença hay que pasarse por la Fortaleza, en lo alto de la ciudad, un recinto amurallado de cinco kilómetros muy vistoso y llamativo. Valença do Minho está prácticamente pegada a la localidad gallega de Tui.


En definitiva, una escapada apetecible para cualquier época del año.