viernes, 28 de octubre de 2011

Qué pereza, comienza la campaña electoral

Comienza la campaña electoral. Y a mí me está entrando una pereza como la que me entra los días previos a la Navidad. Ya están aquí las calles ‘engalanadas’, pero en este caso con las caras de los políticos que exhiben su mejor sonrisa (más falsa que Judas, por cierto) y esgrimen el mejor eslogan (que es puro marketing y, a veces, del malo).

Qué pereza pensar en encender la tele, allí estarán los candidatos como comadrejas agazapadas para darnos el susto. Y al abrir mi web favorita aparecerán en cada link… y hasta en mis redes sociales se asomarán sin mi permiso. Mítines por aquí, promesas y más promesas por allá… palabras y más palabras, verborrea, palabrería, labia… Uffff. Y todo para conseguir un puñado de votos, como ratones que nos roen el queso, como urracas que nos roban todo lo que brilla.

Si al menos yo aún fuera de los que todavía se indignan cuando sale a la luz algún caso de corrupción, cuando son testigo de promesas incumplidas, cuando comprueban día a día los abusos de autoridad… Pero, no, a mí eso desgraciadamente ya no me extraña. ¿Por eso me dará pereza?

sábado, 1 de octubre de 2011

Tintín y la censura

A Tintín le quieren censurar su aventura en el Congo. Quizá, antes de hacerlo habría que pensar cuándo y en qué contexto fue escrita. El problema es que si nos ponemos a censurar este tipo de cosas también habrá que borrar del mapa no solo las novelas de Dickens, como dice el abogado defensor, sino también toda manifestación artística -películas, cuadros, libros...- que retratan con 'normalidad' momentos de la historia como el descubrimiento de América y la expoliacion de aquellas tierras o las aventuras de indios y vaqueros en la que los indígenas aparecen como salvajes o las historias de ricos y pobres en las que se retrata a los criados como personas sin derechos...
No nos pongamos a buscar que la humanidad tiene mucho sobre lo que callar. Dejemos a la historia en paz y si no, levantemos las alfombras de todas las estancias y barramos lo que durante tantos años hemos acumulado dentro. Pero de todas las estancias.