jueves, 7 de noviembre de 2013

Becas Erasmus ¿De verdad son útiles o son otro despilfarro?

Vaya lío que se está montando con lo de las Becas Erasmus y las ocurrencias de Wert. No entro ni salgo en las decisiones de quitarlas o ponerlas por problemas económicos, que es lo que ahora nos toca, pero sí quiero hacer hincapié en su utilidad y en la cantidad-calidad de alumnos que las disfrutan. ¿Son de verdad útiles para nuestros jóvenes cara a su futuro personal y profesional? o ¿Son otro despilfarro por mala gestión y peor aprovechamiento?

Yo quiero contar aquí algunas experiencias que me han llegado desde conocidos sobre el tema y así poner opiniones a favor y en contra sobre el tema pero con hecho contrastados.

Veamos, empecemos por las positivas: El sobrino de una conocida mía, estudiante de Ingeniería de telecomunicaciones, se fue de Erasmus a Suecia. Eligió una universidad en la que se impartía las clases en inglés porque lo hablaba bien y terminó allí el último curso de su carrera. Aprovechó mientras estudiaba, a buscar prácticas en empresas y tuvo la suerte, o la valía, de entrar en Ericsson, el gigante de las comunicaciones, y... se quedó. Encontró novia sueca y ya está esperando el primer bebé. Sin duda, una gran experiencia y un Erasmus muy bien aprovechado.

Pero también conozco otros Erasmus 'de risa'. Un conocido mío, estudiante de Periodismo, decidió hacer su Erasmus en Italia. Al volver, un año después, le pregunté que qué tal y la respuesta literal fue la siguiente: "Aprender no he aprendido nada, pero me lo he pasado de vicio". Yo, algo perpleja, insistí: "Pero, al menos, habrás aprendido italiano?", "No, ni papa", me contestó. "Entonces, ¿Qué has hecho allí?",  volví a preguntar. "Pues, divertirme ", fue todo lo que se le ocurrió contestar.

Estos son dos ejemplos, quizá muy extremos, de lo que hacen o pueden hacer nuestros jóvenes con las becas Erasmus. Conozco alguno más, buenos, malos y regulares. Puedo contar uno de estos últimos, de una chica que estudio en Francia, lo pasó mal porque no se adaptaba pero al final, al menos, aprendió el idioma, aunque a su vuelta tuvo que recuperar bastantes asignaturas de su carrera de Empresariales.

Otro chico, estudiante de Industriales,  que se fue a Alemania con su beca Erasmus, perdió el año porque aunque hablaba bastante inglés y 'chapurreaba' algo de alemán. El idioma de Goethe le pasó factura y el día a día se le hacía cuesta arriba. Al final, vino contento de la experiencia pero tuvo que repetir curso, esta vez, ya sí, aquí.


En fin, que las Becas Erasmus son ¿eran? una gran idea pero a lo mejor habría que valorar muy bien cómo se reparten los recursos y quién puede beneficiarse. A lo mejor hay que exigir que se hable el idioma del país o que se tenga una nota algo más alta o algún requisito más fiable que asegure que el estudiante está capacitado para superar la experiencia y sobre todo que tiene la intención de aprovechar esa beca que tanto esfuerzo nos cuesta pagar a todos los españoles. Es que aquí, cuando nos ponemos a repartir nos quedamos solos y luego, pasa lo que pasa. Se acabó el dinero.