viernes, 28 de enero de 2011

Los salarios de los españoles, reír por no llorar

A propósito del tema de las pensiones, se están publicando en estos días otros datos que a mí también me están llamando mucho la atención: Los salarios de los trabajadores españoles.   

Lo primero en lo que me fijo cuando echo un ojo al informe del Instituto Nacional de Estadística es que el salario medio es de 21.883 euros brutos al año.

Pero para que se de esa cantidad y teniendo en cuenta que una parte superará con creces esa cifra (el sueldo medio de un directivo de una empresa de más de 10 empleados es de 60.000 euros, por ejemplo) pues una gran mayoría estará por debajo de esos números.

O sea, que al final, casi todos ganan mucho menos de esos 21.883 euros anuales. Si esta cantidad la dividimos entre 12 meses, nos da una media de 1.823 euros brutos al mes, con lo cual y después de descontados Hacienda, Seguridad Social y demás… lo que queda es realmente ridículo.

¿Y con esto, cómo llegamos así a fin de mes? Pues no llegamos. No me extraña que según los últimos datos del INE, el 60% de las familias tengan dificultades para llegar a fin de mes, el 36% no pueda hacer frente a gastos imprevistos y el 20% viva bajo el umbral de la pobreza.  

Por edades, el tramo que más gana es el que se encuentra entre 50-54 años, con una media de 25.881 euros al año. (La verdad es que tiene bemoles que una persona con experiencia y muchos años de profesión a sus espaldas sólo gane esos casi 26.000 euros al año y que esa ridiculez sea uno de los factores que le impidan su reincorporación en el mercado laboral cuando se queda en paro.)
En esta estadística, lo que también sigue llamando la atención por reiterativo que parezca es que las mujeres cobran un 21% menos que los hombres en el mismo puesto de trabajo. Cuando ambos salarios se encuentran más cerca es cuando trabajadores y trabajadoras están empezando, es decir que rondan los 20 años. Lógico, claro, los sueldos de becarios y personal de prácticas son muy similares. Pero luego, y ya superada la treintena, el salario de los varones deja atrás al de las féminas y empieza a marcar diferencias ya insalvables.

Por sectores, según el INE los sueldos más altos se los llevan los intermediarios financieros y los que menos hostelería y comercio.

Por zonas, en Madrid, en el País Vasco y Navarra es donde más se cobra mientras que en Murcia y Canarias, donde menos.
  

domingo, 23 de enero de 2011

Nos sale caro estar en casa

Leo en un periódico el testimonio de una mujer mayor que asegura que a partir de ahora, por culpa de la subida de la luz y el gas, le sale más a cuenta pasar la tarde en una cafetería con un libro que quedarse en casa.
Yo a esa conclusión ya había llegado hace tiempo cuando me percaté que me salía más barato comer de menú en un restaurante de barrio (entre 8 y 10 euros en Madrid) que hacerlo en casa. Porque si comemos en casa tenemos que comprar los ingredientes, a lo que hay que añadir el gasto de sal, aceite y agua que necesitemos para condimentarlo. A ello le sumamos la luz y el gas que utilizamos para cocinar y la calefacción que consumimos mientras estamos en nuestro hogar, además de nuestro esfuerzo y, en algunos casos, el gasto de transporte para comprar los ingredientes. Pero ahí no acaba la factura diaria por comer en casa: por supuesto, hay que añadir el detergente y el agua que gastemos para fregar los platos, y no contamos el desgaste de la vajilla.  
Además, si comemos fuera, ayudamos a rehabilitar el sector de la restauración tan dañado últimamente. Y, lo mismo, evitamos más parados. Es decir que también pondremos nuestro granito de arena para sacar al país adelante. Pero claro, para que se cumplan todos estos supuestos tenemos que optar por el menú diario, porque si nos decantamos por la carta nada de lo dicho aquí sirve porque, en este caso, los precios de los restaurantes siguen siendo prohibitivos. (Conozco un sitio que no te ponen ni mantel y te cobran 10 euros por un plato único, al que tienes que añadir la correspondiente bebida y el pan y, pobre de ti, si pides postre).
Pero la mejor idea para no estar en casa y ahorra por ello no la he tenido yo. Se trata de una vieja práctica que ya tiene algunos años, pero que ahora es casi obligada, teniendo en cuenta como está la cosa: Pasar la tarde en un centro comercial sin gastar un euro. Hace calorcito o fresquito, según el mes, podemos ver tiendas -eso sí sin caer en el tentación de comprar- y a un montón de 'fauna' urbana que nos entretendrá más que el mejor cine. Y, además, con un poco de maña podemos invitar a merendar a los niños gratis. Sólo hay que entrar en un hipermercado y coger el batido y el tigretón y decirle a los chavales que se lo vayan comiendo con disimulo mientras echamos un vistazo a las ofertas que, lo mismo, no tenemos ni que comprar. Después, y una vez tirados los envases en cualquier sitio, salir por la zona de Sin Compras como si nada. En fin, que la necesidad agudiza el ingenio.
Donde no podemos pasar la tarde para ahorrar es el en coche, desde luego, porque a la hora de escribir esto, la gasolina marcaba sus máximos históricos como cuando el barril de petróleo estaba a 150 dólares, lo que pasa es que ahora solo está a 100. Pero de esto ya hablaré en otro momento.  

sábado, 15 de enero de 2011

El chollo de ser ex presidente

Visto lo visto, ser presidente del Gobierno es un chollo, pero lo que es un chollo de verdad es ser ex presidente. Y si no que se lo digan a Aznar o a González, que cobran sueldos millonarios por cada conferencia que dan o por el asesoramiento de tal o cual empresa, eso sin contar el ‘pico vitalicio’ que les queda de jubilación. Lo que no entiendo es por qué Zapatero no quiere irse ya. Tal y como están las cosas, yo no me lo pensaría tanto.
 
Y nos seguimos sorprendiendo
El primero fue Felipe González, que se aseguró una jubilación de 79.000 euros anuales a las que ahora suma 126.000 como consejero de Gas Natural. González fue quien aprobó un nuevo reglamento para ex presidentes –que listo él, hay que ver-. Después, nos enteramos de las cifras de José María Aznar, que tampoco se queda corto. A los 79.000 euros que cobra como ex presidente hay que sumar otros 300.000 como asesor de Endesa.

Y visto esto, ¿cómo iba ser menos el ex presidente catalán? José Montilla se va a embolsar 9.600 euros al mes durante los próximos cuatro años y 100.000 anuales de por vida a partir de los 65 años. Pero esto es ‘solo’ lo que le paga el Estado por haber sido presidente de la Generalitat. Los contratos que consiga de empresas privadas sumarán otro pico ya que no es incompatible trabajar para otros mientras se cobra de todos los españoles. Lo ‘mejor’ es que su mujer cobraría el 50% de esas cantidades si falleciese el ex presidente catalán antes que ella, una cifras que son compatible con su propia pensión –ya se sabe que ha ocupado varios, por no decir muchos, cargos públicos.

Lo dicho, que es un chollo ser ex presidente.

miércoles, 12 de enero de 2011

De derroche en derroche y tiro porque me toca

Cada semana el Senado se gasta 11.950 euros en traducir las sesiones parlamentarias. A esa cantidad hay que sumar 4.500 euros que han costado los auriculares para que sus señorías puedan seguir los debates en su lengua materna. Y nos quedamos tan anchos.


¿Pero es que a nadie le da vergüenza esto, con la que está cayendo? Desde luego que todo el mundo tiene derecho a expresarse en su primera lengua pero, por favor, seamos un poco solidarios, que el país no está para dispendios... ¿No hay una voz autorizada que ponga freno a esta tropelía? Seguro que haberla, hayla pero claro ¿quien es el guapo que se arriesga a que le llamen fascista o anticostitucional? Como nos la cogemos con papel de fumar, no vamos a arriesgarnos, que hay que seguir saliendo en la foto, pensará alguno. Claro, ante eso, mejor derrochar el dinero, aunque luego no haya para cosas más importantes.


Lo que falta en este país son arrestos (por no decir otra cosa) y políticos que llamen a las cosas por sus nombre, sin miedo. No muñequitos/as con cartera que juegan a ser poderosos a costa del ciudadano tan indefenso como sumiso.


Esto mismo sirve para las subvenciones del Ministerio de Cultura, que en 2010 se gastó 180 millones en proyectos, que el propio Ministerio de Hacienda ha denunciado que no están correctamente acreditados.

domingo, 9 de enero de 2011

¿Cómo nos hemos dejado engañar así...? ¿Dónde estaba nuestro instinto de supervivencia?

Bueno, pues ya se han acabado las fiestas y ahora nos toca volver a la realidad de nuestra rutina a la que en cualquier otra circunstancia incluso podríamos estar agradecidos porque dejamos de comer en exceso, de comprar regalos como zombis, de felicitar el año como autómatas… para sumirnos en nuestros quehaceres más o menos interesantes del día a día.
Pero este año, como también lo fue el pasado, volvemos a temblar de que se haya acabado la ilusión de la Navidad y  no porque nos puedan gustar más o menos la fiestas sino porque volvemos a enfrentarnos a esta dura realidad que nos despierta cada día vestida con un traje muy feo que llaman crisis.
Así, nos damos de bruces con un bolsillo vacio que nos invita a replantearnos nuestra propia existencia y, como  primer ejercicio del año, a hacer cuentas. La cuesta de enero ‘promete’ porque, como siempre, se nos ha ido la mano en Navidad. Pero, nos sentimos afortunados porque podemos darnos una vuelta por las rebajas, este año más abarrotadas que nunca, y nos proponemos comprar todo lo que necesitamos, a sabiendas de que esos descuentos de “hasta el 70%”, que anuncian los escaparates, no solo se refieren al precio sino también a la calidad. Pero, como no vamos a aprovechar ahora… si luego, posiblemente, ya no podamos gastar un euro de más.
El segundo ejercicio que se nos ocurre para que no nos pese tanta cuesta es dejar el café de media mañana, “total ya no puedo ni fumar mientras me lo tomo. Puede ser una forma de ahorrar, e incluso si dejo el tabaco…”, nos decimos. Qué triste. Ya ni café.
Seguimos haciendo cuentas. Se acabo ir mensualmente a la peluquería y de renovar el bono del gimnasio ni hablamos. Las salidas de los viernes habrá que espaciarlas y los fines de semana, a pasear a los niños al centro comercial pero sin caer en la tentación. A ver como se puede hacer eso. En el súper hay que ser más concienzudo, buscar el mejor precio y comprar sólo lo que vamos a consumir, pero los fines de semana hay que seguir yendo a ver a papá y mamá, que es donde mejor se come y siempre ahorraremos un pico.  
¿De donde más podemos arañar unos euros? Nada de coche, por supuesto, pero eso sí nunca renunciar a la Primi, y si toca… Volvemos a rezar, al Dios que sea, para que se acabe la crisis, porque nos tememos que este año también nos quedaremos sin veraneo, como el pasado.  
Y mientras pensamos esto, nos preguntamos: ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Algo terrible, reconocemos: nos hemos dejado engañar por banqueros, políticos, constructores, empresarios…  Ay, esa súper-hipoteca que firmamos hace unos años por encima de nuestras posibilidades, ese gran viaje que aplazamos el pago a doce meses, ese coche nuevo mucho más grande de lo que necesitábamos… y todo aquello que a golpe de talonario nos hacía creernos mucho más vivos, mucho más modernos, mucho más poderosos. Todo aquello que por fin acallaba ese instinto ‘tan primario’  que nos inculcaron nuestros padres, es instinto que cualquier animal obedece con los ojos cerrados, pero que nosotros, los ‘superiores’, creímos haber superado. Ese instinto, el de supervivencia, al que ahora sumergidos en esta gran crisis sí que no tendremos más remedio que volver a agarrarnos.  

miércoles, 5 de enero de 2011

Insumisos a la ley del tabaco; viva la insumisión

Algunos hosteleros, como uno muy renombrado de Marbella, han decidido dejar fumar en sus establecimientos declarándose insumisos a la ley antitabaco. Una gran idea porque así los demás ya sin rubor podemos declararnos insumisos para no pagar los impuestos o para no acatar las normas de tráfico o para no respetar el mobiliario urbano, por ejemplo... Oye, que todos tenemos los mismos derechos, ¿no?
Claro, que en ese caso, lógicamente nos multarán. Porque las leyes son para cumplirlas nos gusten o no.
Pero como entiendo que lo que temen estos empresarios es perder a su clientela, lo cual es bastante lógico, yo les voy a dar una idea: que pongan un bote a la entrada de sus establecimientos con una leyenda que diga “gracias por ayudarme a pagar la multa por dejarle fumar” y seguro que más de un cliente pagará gustoso.
Sin embargo, tienen que tener cuidado estos empresarios porque lo mismo los no fumadores también podemos declararnos insumisos a la hora de ir a alguno de esos establecimientos que se saltan la ley o optar por otros que sí la cumplan. También tenemos nuestros derechos.