Resulta que ahora hay una nueva forma de vender seguros que si no estás
muy atento, de pronto te puedes
encontrar con diez seguros de vida, de hospitalización, de odontólogos o de…
lo que sea.
No sé si os habrá pasado ya pero a
mí sí, varias veces. Os cuento porque me flipa lo que inventa la gente para vender lo que sea: Te llaman por
teléfono de la aseguradora de tu coche o de tu club de ayuda al automovilista o
de cualquier sitio donde estés asociado. Coges el móvil y como te dicen que son de un sitio conocido pues no pones cara de perro
y te dispones a escuchar. El vendedor en cuestión se presenta: “hola, soy fulanita de tal (es que la mayoría son mujeres) y le llamo de su compañía de tal (no quiero dar nombres pero como sigan insistiendo, lo hago) porque por ser usted, doña María del Rosario (primero, odio que me llamen así porque toda mi vida he sido Charo y ahora me quieren comparar con mi abuela, y segundo, se cree que soy idiota) le vamos a ofrecer un seguro de tal y tal con estas características….. y bla, bla, bla”.
La mujer en cuestión no te deja responder, no hay manera de decirle que no te interesa y tienes dos opciones o esperar a encontrar un hueco para hablar o colgarle el teléfono. Yo, que soy educada, al principio esperaba a que me dejara responder, pero las últimas veces directamente les cuelgo, lo siento.
Bueno, pues como iba diciendo,
cuando ya te han contado todo el rollo, les
dices que no te interesa y, entonces, es donde te la cuelan: “Si quiere le mando la información y si no le
interesa me la devuelve y no pasa nada”. Para quitártela de encima le dices
que sí y cuando te das cuenta te ha enviado la póliza y te ha cobrado los 15,
20, 30 euros correspondientes.
Entonces te toca llamar, decir que te den de baja, que no lo quieres, que le
dijiste que te enviara la información para verla (en el fondo te dan ganas de
decirle que lo hiciste para quitártela de encima) y en ese momento es cuando te ofrecen el mismo seguro pero por 5 euros
menos ¡milagro! Que no, insistes, y
ya cuando te pones de mal humor y amenazas con borrarte de todos los servicios
de dicha compañía, entonces es cuando al final te dan de baja. Claro, tienes que ir corriendo al banco para
devolver el recibo y para que no vuelvan a pagar ninguno más.
Bueno pues esto me ha pasado dos
veces, pero desde luego no me va a pasar más. La próxima vez que me digan que me llaman de mi aseguradora del coche,
o de donde sea les mando a freír puñetas a todos. Que me dejen, que ya me
aseguraré yo cuando quiera pero sobre todo no es necesario que me engañen ni me
peloteen y, mucho menos, que me llamen doña María del Rosario que me suena a
señora octogenaria y a mi aún me queda un rato.