domingo, 7 de noviembre de 2010

Buscando pareja entre los últimos de la guía de teléfonos


Resulta que ahora los españoles ya tenemos un nuevo tema de conversación para olvidarnos un poco de la nueva crisis que está agrandando nuestra ya eterna depresión. Un tema que como otras muchas veces nos propone el Gobierno: el orden de los apellidos del recién nacido.
La chorrada que se han parado a legislar nuestros gobernantes (claro como no tienen otra cosa mejor que hacer) es que a partir de ahora y si los padres no se ponen de acuerdo, los hijos llevarán el apellido cuya inicial esté por delante en el abecedario. Es decir que si yo me llamo Zapatero –es un suponer (lagarto, lagarto)- ya puedo despedirme de ese apellido porque mis descendientes terminarán llamándose Álvarez, Alonso, Aceituno, Acebo… o lo que es peor, Aguirre. Sí, sí, veo que en unas pocas generaciones la guía telefónica sólo tendrá gente en la letra A, bueno puede que también en la B, y que los sonoros como Ruíz o Sánchez o los tan ilustres como Unamuno, Picasso, Velázquez o Quevedo, por poner un ejemplo, se habrán perdido para siempre.  


Ay, de las grandes dinastías como llegue una nuera o yerno díscolo. Bueno, Botín no tendrá problemas, ni Adriá y los Borbones tampoco. Pero… los Osborne, los Urdangarín o los Rato… lo tienen claro. En fin…, siempre nos quedarán los Alberti, Alexandre, Baroja, Bécquer, Calderón, Cervantes… y con un poco de suerte, Galdós.
Esta nueva norma se apoya, dicen, en la igualdad. Que los hijos tienen tanto derecho a llamarse como el padre o como la madre. Vale, hasta ahí estoy de acuerdo. Pero eso ya puede ser ahora. Pues anda que no conozco yo a gente que ha invertido sus apellidos. En unos casos porque el segundo era más ilustre y en otros porque el primero era mal sonante.
Y si hay conflicto ¿Que qué hacemos? Pues, lo sorteamos o que decida el juez o que decida el hijo cuando sea mayor… pero nunca la del orden alfabético. Qué bajo hemos caído. Veo a más de uno con apellido ilustre buscando pareja entre los últimos de la guía telefónica. Y si no, al tiempo.