Leo en los periódicos que
no es momento de buscar culpables sino de dar soluciones para que no vuelva a
ocurrir. Me refiero a la muerte de la niña de doce años tras un coma etílico. No
estoy de acuerdo.
Creo que sí hay que buscar culpables porque hay
muchos, por no decir que lo somos todos. Los directos y los indirectos: Los
primeros, sin duda son los padres. Tan ocupados estamos que no nos damos cuenta
de qué sucede con nuestros hijos (en este caso parece que no era la primera vez
que la preadolescente volvía a su casa en estado de embriaguez).
Pero, ¿y el adulto que ayudó
a esos niños a comprar el alcohol? y ¿el establecimiento que se saltó la ley? Aquí,
también hay que actuar. Y depurar responsabilidades. No es una anécdota.
Sin embargo, la lista de
culpables no queda ahí: ¿y esta cultura
que ve en beber alcohol una manifestación de madurez y de glamur?, ¿y esta sociedad
que sigue fomentando la ingesta de drogas a las que llama legales? Igual, aquí
todos tenemos algo que reprocharnos.
Hemos llegado a un bucle muy duro en este asunto. Desde las administraciones se
sigue permitiendo el alcohol y el tabaco bajo la disculpa de que alrededor hay
muchos puestos de trabajo. Pero eso no es tan cierto como lo pintan. También hay
muchos intereses, muchos impuestos que cobrar, mucho dinero que repartirse. No
sirven ya las leyes restrictivas –en España no son tan fuertes como deberían ser-, hay que buscar
nuevas fórmulas.
Y la primera de ellas es la concienciación social. Hay que trabajar en los colegios (enseñar a los
niños desde temprana edad los peligros del alcohol), pero también hay que dar
buen ejemplo en las familias (ese padre o esa madre que se toma el gin-tonic
delante de sus hijos menores o esas celebraciones en las que si no hay alcohol
parecen descafeinadas no son buenas consejeras).
Hay que implicar a los medios de comunicación y a
la industria del entretenimiento (esas películas en la que el protagonista
ahoga sus penas en un vaso de alcohol. Estoy harta de verlas y no precisamente
en cine de adultos. Esas discotecas que cobran el refresco al mismo precio que
la bebida alcohólica).
Los medios son potentes vías para crear tendencias y tienen mucha
responsabilidad. Una responsabilidad que no pueden dejar de lado porque a la
postre ellos son el espejo donde nos miramos todos y mucho más los niños,
inmaduros per se y esponjas muy pero
que muy absorbentes.