Antes de la Navidad escribía que si algo de bueno tiene la crisis es que se están ajustando los precios y ahora añado que también tiene de bueno es que nos estamos acostumbrando a comprar más barato.
Alimentación, ropa, coches y hasta pisos se venden ahora por la mitad, a veces mucho más, que hace unos años, porque los comerciantes lo saben y si no ajustan sus precios, unos precios que se habían desmadrado en los años de bonanza, pues no venderán ni un colín. Ya no hay tienda que no anuncie descuentos de hasta el 70%, o marca de automóvil que no deje sus productos con hasta 6.000 euros de ahorro.
Pero, también se está produciendo un fenómeno muy curioso con esto de la crisis, si antes nos jactábamos de que comprábamos lo más caro ahora hacemos todo lo contrario. Las gangas y descuentos son nuestros mejores triunfos. Nos estamos acostumbrando y disfrutando de ello. Es como ver el vaso de la crisis medio lleno en vez de vacio del todo. Pero… ésto, seguro, que dura lo que dure la crisis. Me temo que según se vaya disipando la niebla, los precios volverán a subir y nos alejarán del espejismo. ¿Y enconces? ¿A empezar otra vez? Aprendamos de ésta, por favor.
