lunes, 6 de marzo de 2023

Soy una maestra del ahorro... Tal y como están las cosas

Tal y como están las cosas, mi máxima es ahorrar. Al principio me parecía un logro poco menos que imposible. ¿De dónde iba yo a recortar si ya hacía varios meses, por no decir años, que nos habíamos apretado el cinturón? Pues bien, sólo he necesitado unos pocos meses para perfeccionar mi sistema de ahorro y estoy muy contenta. La clave está en la costumbre.


LUZ Y AGUA

Hay que apagar las luces cuando no se está en la habitación. ¿Qué es eso de dejar la luz del pasillo encendida por si acaso? Por supuesto, ya tenemos todas las bombillas de la casa de bajo consumo. Eso supuso un buen presupuesto en su día pero a la larga compensa. Hay que aprovechar la luz natural todo lo que se pueda, recorrer cortinas y subir persianas para que entre el sol.


Si desconectamos todos los aparatos cuando hayamos terminado de utilizarlos, ahorraremos mucho. Por ejemplo, la pantalla del ordenador que siempre se queda encendida  ¿a que sí?, el equipo de música que no ponemos a diario, la propia tele… Fíjate en esas pequeñas luces de estos aparatos que están encendidas cuando no se usa, te aseguro que se ríen de nosotros y lo que es peor penalizan mucho el recibo de la luz.

Lo mismo ocurre con el agua. Cerrar el grifo para lavarse los dientes, para fregar los platos… parece de Perogrullo pero no lo es. Hay que ser más bien rácano con esto de la luz y el agua.

CALEFACCIÓN
De acuerdo que aún hace frío pero si te abrigas con un jersey gordo puedes bajar un grado la temperatura del termostato. Hay que calcular con precisión milimétrica cuánto tiempo necesitas que esté encendida la calefacción. Hay que programarla para en arranque media hora antes de que llegues a casa y apagarla otra media hora antes de salir o de irse a dormir. Además, si tienes alguna habitación que no usas mucho, pues cierra el radiador y la puerta, claro. Y hablando de radiadores, revisa que no tengan aire porque si no, no se calentarán lo suficiente. Te aseguro que yo este invierno en el recibo de diciembre-enero me he ahorrado casi 100 euros (es que mi casa es un poco grande).

COMIDA
No es que ahora comamos peores cosas. No, con la comida no se juega. Pero sí es verdad que intentamos cocinar lo justo que nos vamos a comer. Que no sobre, que luego entre pitos y flautas termina en la basura. Compramos comidita rica, la de siempre, pero no acumulamos latas ‘por si acaso’ o botes de miles de delicatesen que al final se nos caducan.

A la hora de cocinar también se puede ahorra en gas. Si apagas el fuego un poco antes de terminar la cocción o la fritura, ahorrarás y con el calor que queda en el recipiente se terminará de hacer el guiso. Lo mismo sucede con el horno, el calor acumulado terminará el asado y tú te ahorras unos minutos de gas que siempre se traducen en euros.

Una cuenta que he hecho a menudo, durante estos meses que llevo en el paro, es que comer en casa es mucho más barato (y más saludable, por supuesto) que hacerlo fuera aunque siempre lo hagas de menú. Nosotros estábamos muy acostumbrados a comer a medio día fuera de casa, por comodidad, prisas… El menú costaba entre 11 ó 12 euros y como somos tres... pues un piquito todos los meses. Entonces me puse a echar cuentas y contando además de la comida (con postre y café y de todo, por supuesto), el gas, la luz, el detergente y el agua de fregar… en casa no gasto ni 5 euros/día por cada comensal. ¿Sabes lo que supone eso al mes? Para nosotros, un ahorro de entre 150 y 200 euros.

LIMPIEZA
No hay que pasar todos los días el aspirador, que gasta mucha luz. Hacerlo dos veces por semana va que chuta. También he tenido que 'racionar' la plancha. Mejor tender estiradito y doblar con cuidad.  

También se puede ahorra en la lavadora. Utilizando programas más cortos, cuando se pueda, claro, porque hay cosas que necesitarían tres lavadoras para que queden limpias.  Si llenamos el tanque a tope ahorraremos también mucha agua y detergente.

Todos los expertos dicen que es mejor poner el lavaplatos que fregar a mano. Con una pastillita pequeña de detergente y poca agua se lava toda la vajilla, la cubertería, las cacerolas… Si lo hacemos a mano, gastaremos mucho más jabón y agua.

EL COCHE
Pues sí, desde que estoy en paro he recuperado el sabor de un buen paseo. Ya no voy en el coche hasta a por el pan. Ahora me lo pienso antes de cogerlo. Si mi destino está ‘a tiro de piedra’ voy andando, si no está lejos cojo en transporte público y eso que vivo en ‘casadios’.  

Cuando tengo que conducir también aplico mi política de ahorro. Ya sabéis, sin brusquedades, sin correr, con el maletero sin pesos extras. ¿Qué es eso de llevar en el maletero todo aquello que ya no me cabe en casa? Tengo un amigo que tiene el maletero como si fuera una tienda de deportes: el balón de fútbol, con sus correspondientes rodilleras, espinilleras y demás…, las botas de escalada y algún que otro piolet, la raqueta de tenis y porque no juega al golf, que si no…

Lo dicho, que a diario el maletero debe ir vacío, que el peso extra penaliza el consumo. No te voy a decir nada de los que llevan el casco de obrero… menos mal que esa moda ya se ha pasado. Pero sobre las tonterías que lleva la gente en el coche ya escribiré otro día.

Bueno, pues de verdad, que siguiendo estas sencillas indicaciones ahorro un piquito todos los meses que ahora que están las cosas achuchadas nos viene muy bien.