jueves, 10 de octubre de 2019

No vacunar a los hijos, irresponsabilidad e insolidaridad de unos padres muy snobs

El caso del niño de Olot con difteria abre un debate en el que el sentido común tiene mucho que decir.

Para empezar: ¿Por qué unos padres pueden tomar la decisión de no vacunar a sus hijos? ¿Por un convencimiento verdadero en la naturaleza humana, en la medicina alternativa, en los fármacos 'para después'? O, simple y desgraciadamente ¿es una moda, un postureo?

Con la salud no se juega y vacunar a los hijos debería ser obligatorio, primero por el menor, que no puede decidir, y segundo por su entorno, es que los padres cuando no vacunan no piensan en sus compañeros de colegio, en sus familiares, en sus vecinos...  Es una irresponsabilidad no vacunar a los hijos, pero también es de personas insolidarias que no piensan en los demás.

No hay demostración de que las vacunas sean perjudiciales para las personas y sí que no vacunar puede ser muy fatal para quien coge una de estas enfermedades 'erradicadas' y su entorno. ¿Y entonces qué? 

Pues, como ha pasado ahora, no hay fármacos para tratarla. Igual, esos padres piensan que "afortunadamente, hay países del segundo mundo en los que sí se encontrará la medicación adecuada", como ha pasado en esta ocasión. ¡Qué triste!

Lo dicho, irresponsabilidad, pura y dura, de unos padres poco informados y muy snobs.