A esperas del informe policial, digamos que Ortega Cano se despistó, perdió el control de su coche y chocó de frente con un vehículo a consecuendia de lo cual murió una persona.
Ortega Cano se debate entre la vida y la muerte, quizá por un despiste, velocidad inadecuada o vaya usted a saber... pero siempre por culpa suya. Si se recupera tendrá que enfrentarse a un delito de homicidio como menos y deberá pagar por ello.
La otra persona fallecida, un padre de dos hijos, un hombre de cuarenta y pocos años con toda la vida por delante, no tendrá ninguna opción más. Su último 'pecado', imperdonable para los suyos, fue cruzarse con el Mercedes todoterreno del torero a los mandos de su compacto cuando iba a trabajar.
Sirvan estas líneas de homenaje a Carlos Parra Castillo y a tantos otros que se dejan la vida por el capricho de la carretera o mejor dicho por el capricho de tantos que se creen en sus locuras, disfrazadas de velocidad, alcohol, distracción..., los amos de ella.
Un blog para entretener, en el que mato mi adicción a la escritura. Aprovecho y te doy ideas para viajar, para leer, para contemplar... Con apuntes para soñar. También te cuento mis opiniones algo críticas sobre la vida. Escríbeme, me encantará.