Nuestra democracia tiene que pasar por el quirófano. Y no para hacerse un lifting sino para operarse de un grave tumor, el cáncer que se llama ‘tú me votas y yo hago lo que quiero’ y que, por desgracia, es bastante frecuente. Por suerte, nuestra democracia ya es mayor de edad y muy madura y le podemos decir toda la verdad: que está gravemente enferma pero que hay esperanza.