miércoles, 17 de noviembre de 2010

El ancho de banda más estrecho y más caro

Los españoles pagamos el precio más caro por la tiple conexión: teléfono + Internet + televisión frente a Alemania, Bélgica, Francia, Holanda, Italia, Portugal y Reino Unido, según un estudio de la OCU.

Por el contrario, somos los que ‘disfrutamos’ de un ancho de banda ‘más estrecho’, con una media de descarga de 2,77 megabits por segundo, ocupando el 26º puesto en el ranking mundial. Con países como Rumanía, Portugal, República Checa, Tailandia… por delante de nosotros. 

Mientras que Francia por el triple paquete se pagan 47,9 euros, en España abonamos una media de 94,39 por el mismo servicio.

Según este informe de la OCU hay un dato más que preocupa: las tarifas planas tienen los días contados.  

sábado, 13 de noviembre de 2010

De la YE a la Z... ¿y si la RAE fuera con H?

A los que nos gusta escribir o utilizamos el lenguaje escrito muy a menudo no ganamos para sorpresas porque la RAE vuelve a hacer de las suyas y nos cambia las herramientas cada dos por tres.

-Ahora resulta que ya no hace falta poner tilde en la o entre dos números, o sea que en vez de comprar 4 ó 5 manzanas puedo comprar 405 si no interpreto bien la nota que me deja mi hija para el supermercado.

-También hay algunos monosílabos que han perdido la tilde como: 'guión', 'huí', 'iríais', 'truhán', 'crié'... La cantidad de ceros que me habrán puesto por no escribir estas palabras como Dios manda… (bueno, como mandaba, porque ya, no).

También nos han cambiado el nombre de la letra Y y de la Z. La primera ya no se llama Y griega sino YE y la segunda se escribe a partir de ahora con C, o sea Ceta. Sin ánimo de ofender, lo de YE me suena un poco paleto. Y la W ya no se llama Uve Doble, sino Doble V. Pues vaya chorrada.

Los latinismos, esa palabras que nos hacen parecer un poco más cultos pues pasan a ser simplemente extranjerismos, con lo cual mejor dejar de usar cosas como: in situ, ex aequo, curriculum vitae, sine die, ex cathedra…

Ah, y quórum ya no es así, es cuórum, como el país Catar que ya no es Qatar

Y una que me afecta mucho a mí. La inicial de mi nombre ya no es CH, si no C. Es que hay que ahorrar. La CH y la LL dejan de existir como letras.  

domingo, 7 de noviembre de 2010

Buscando pareja entre los últimos de la guía de teléfonos


Resulta que ahora los españoles ya tenemos un nuevo tema de conversación para olvidarnos un poco de la nueva crisis que está agrandando nuestra ya eterna depresión. Un tema que como otras muchas veces nos propone el Gobierno: el orden de los apellidos del recién nacido.
La chorrada que se han parado a legislar nuestros gobernantes (claro como no tienen otra cosa mejor que hacer) es que a partir de ahora y si los padres no se ponen de acuerdo, los hijos llevarán el apellido cuya inicial esté por delante en el abecedario. Es decir que si yo me llamo Zapatero –es un suponer (lagarto, lagarto)- ya puedo despedirme de ese apellido porque mis descendientes terminarán llamándose Álvarez, Alonso, Aceituno, Acebo… o lo que es peor, Aguirre. Sí, sí, veo que en unas pocas generaciones la guía telefónica sólo tendrá gente en la letra A, bueno puede que también en la B, y que los sonoros como Ruíz o Sánchez o los tan ilustres como Unamuno, Picasso, Velázquez o Quevedo, por poner un ejemplo, se habrán perdido para siempre.  


Ay, de las grandes dinastías como llegue una nuera o yerno díscolo. Bueno, Botín no tendrá problemas, ni Adriá y los Borbones tampoco. Pero… los Osborne, los Urdangarín o los Rato… lo tienen claro. En fin…, siempre nos quedarán los Alberti, Alexandre, Baroja, Bécquer, Calderón, Cervantes… y con un poco de suerte, Galdós.
Esta nueva norma se apoya, dicen, en la igualdad. Que los hijos tienen tanto derecho a llamarse como el padre o como la madre. Vale, hasta ahí estoy de acuerdo. Pero eso ya puede ser ahora. Pues anda que no conozco yo a gente que ha invertido sus apellidos. En unos casos porque el segundo era más ilustre y en otros porque el primero era mal sonante.
Y si hay conflicto ¿Que qué hacemos? Pues, lo sorteamos o que decida el juez o que decida el hijo cuando sea mayor… pero nunca la del orden alfabético. Qué bajo hemos caído. Veo a más de uno con apellido ilustre buscando pareja entre los últimos de la guía telefónica. Y si no, al tiempo.